¿Reciben las
filósofas menos
reconocimiento?
En un artículo del blog de la
American Philosophical Association,
la filósofa Chris Meys sostiene
sin evidencias que la mujeres
pensantes son ignoradas,
descalificadas y menos citadas.
Roxana Kreimer
@RoxanaKreimer
@feminisciencia
En un artículo titulado "Women Philosophers Get No Agency: Elisabeth of Bohemia" ("A las mujeres filósofas no se les reconoce su autoría"), publicado el 1 de marzo del 2018 en el blog de la APA (American Philosophical Association), la filósofa Chris Meys sostiene que "en general, las mujeres pensantes reciben menos reconocimiento por su trabajo." ¿En qué se basa su afirmación? Enumeraré los argumentos:
1) "Cuando hablan en las reuniones, sus ideas se captan menos (salvo que sean repetidas por un hombre)." El término utilizado en inglés en lugar de "sean repetidas" es "hepeated", neologismo que significa literalmente "él repitió" y que el Urban Dictionary define como "La situación en la que una mujer sugiere una idea que es ignorada, pero que ni bien la repite un hombre a todo el mundo le encanta". Sin embargo, Meys no aporta ningún estudio que brinde evidencias de que hoy esta conducta sea frecuente o significativa. Tampoco podemos sostener que no lo sea, pero meramente afirmarlo no constituye evidencia.
2) El segundo argumento que utiliza para sostener que las filósofas reciben menos reconocimiento por su trabajo es que en el Google Académico el libro de cartas entre Descartes y la filósofa y aristócrata Isabel de Bohemia reconoce que ambos son los escritores de las cartas, pero donde dice "autor", solo figura Descartes. Luego admite que cuando se editó el libro, no solo figuraron ambos como autores sino que se incluyó una imagen de Isabel en la tapa, pero luego nos recuerda que "pequeñeces" como la de Google son muy significativas. ¿Se trata de sexismo? Hay otras hipótesis que podrían explicarlo: (a) dado que el filósofo conocido es él, podría más bien ser una forma de que quien busca el material lo encuentre rápido, (b) nuevamente, dado que el filósofo conocido es él, una edición que destacara su autoría podría simplemente reflejar criterios de marketing, y no la exclusión de una mujer. La publicación de las cartas de Freud y Fliess destaca más el nombre de Freud en la portada, sencillamente porque es el más conocido.
3) Meys sostiene que las mujeres filósofas son menos citadas que los hombres filósofos. Como presunta evidencia destaca un paper de Healy del 2013, que señala: "el artículo de un solo individuo en las cuatro revistas de filosofía más prestigiosas supera en cantidad al de todas las otras filosófas juntas que publicaron en esos periódicos". Impresionante, ¿no? Parece que estuviéramos ante un caso flagrante de sexismo. ¿Hay alguna evidencia de que lo sea? Analicemos los datos con cuidado. El propio autor en el artículo que menciona la filósofa señala que las citas de hombres y mujeres en esos periódicos son proporcionales a la cantidad de artículos que escribieron hombres y mujeres. Se publicaron 87.5% artículos de hombres y 88% de las citas corresponden a hombres. Se publicaron 12,5% de artículos de mujeres y 12% de las citas corresponden a mujeres. También el propio autor del artículo señala que la distancia entre el más y el menos citado de todos (sean hombre o mujer) es enorme, y cualquiera que quiera publicar en alguna de las cuatro revistas académicas más prestigiosas deberá dialogar con ese filósofo más citado, que marcará el ritmo de lo que se publique en el futuro. Pero ese no es un caso de sexismo, sino la dinámica misma del esquema académico. Si casi el 90% de los filósofos que publican en esas revistas son hombres, es más probable que un hombre sea quien ejerza el liderazgo ese ámbito.
Alguien podría aducir -y muchos lo hacen- que el mero hecho de que haya un porcentaje tan bajo de filósofas es sexista en sí mismo, que las mujeres aprenden de niñas que la abstracción no es para ellas y, por tanto, eligen otras carreras. Nuevamente, ¿se trata de sexismo? No hay ninguna evidencia en favor de esa hipótesis. La filosofía analítica, que es la que predomina en el mundo angloparlante, en general está muy alejada del análisis de las relaciones interpersonales y del estudio de todo lo vivo, que es la esfera del conocimiento en la que hoy existe una sobrerrepresentación de mujeres (alrededor de un 80% de mujeres en psicología, por ejemplo). Tampoco las mujeres tenían modelos para transformarse en médicas veterinarias, y hoy en los países occidentales la mayoría de las egresadas de esa carrera son mujeres. En las áreas de la filosofía donde predomina el análisis de las relaciones interpersonales -ética fundamentalmente-, incluso en el mundo anglosajón hay una mayoría de mujeres. El origen de esta disimilitud de preferencias e intereses es fundamentalmente biológico, aunque interactúa con la cultura (para saber más sobre este tema ver el documental noruego "Lavado de cerebro. La paradoja de la igualdad", en Youtube, el libro "La gran diferencia", de Simon Baron-Cohen, o mi artículo "¿Es sexista reconocer que hombres y mujeres no son idénticos?", en Feminismo Científico).
No es problemático que se explore la hipótesis del sexismo en la filosofía y en otros ámbitos. Lo cuestionable es el exceso de victimización -un fenómeno habitual en el feminismo-, la frecuencia con la que aparece como hipótesis por default, que no se evalúen otras explicaciones, y que disciplinas como las neurociencias, la psicología evolucionista, la genética conductual, la psicología pan-cultural y la ciencia cognitiva estén ausentes de los artículos dedicados a la problemática de género.