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¿Por qué los padres

invierten más en sus

hijos que los machos

de otras especies de

mamíferos?

 

 

Síntesis y traducción del trabajo

del psicólogo evolutivo David C.

Geary "Evolution and Proximate

Expression of Human Paternal

Investment" ("La evolución y la

expresión próxima de la inversión

parental humana")

 

 

En más del 95% de las especies de mamíferos, los machos proporcionan poca inversión parental en el bienestar de sus crías. Esto ocurre porque en la reproducción de mamíferos hay mayor inversión maternal y también porque hay una mayor tasa de reproductibilidad de los machos que de las hembras. En esas condiciones, la estrategia fundamental de las hembras es la reproducción y la de los machos, el apareamiento.

Los humanos son una notable excepción a este patrón que resulta común entre mamíferos. Visto desde esta perspectiva, lo más notorio es que entre muchos padres humanos hay una forma directa o indirecta de inversión parental. Aunque esta inversión masculina está lejos de satisfacer a quienes luchan por una participación igualitaria de los varones en la crianza, es significativamente mayor que en las dos especies de mamíferos más próximas al humano (el chimpancé y el bonobo). Las causas aún no son del todo conocidas pero reconocen patrones comunes con otras especies animales en las que la inversión parental del macho resulta en una mayor supervivencia de la cría en entornos hostiles y en la mayor adquisición de herramientas sociales y económicas para que los hijos compitan por la conquista de recursos.

La inversión parental humana de los padres parece asociada también a una mayor certeza de paternidad que en otras especies, y a una menor oportunidad para el apareamiento, aparentemente vinculada con el ritmo de ovulación femenino y con una mayor aversión femenina al sexo casual entre nuestros ancestros.

Hay cierta evidencia de que la inversión parental puede estar vinculada con predisposiciones innatas (Andersson,1994;Clutton-Brock& Vincent,1991) y con experiencias en la infancia (nivel de conflicto, apego a los padres, tasas de divorcio), (Belsky et al., 1991; Flinn & Low, 1986; L. C. Miller & Fishkin, 1997). De todos modos, el grado de influencia de estos factores aún no es conocido.

El artículo completo de Geary (en inglés) puede ser leído aquí

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