El proyecto para que
haya un mínimo de 30%
de músicas mujeres en
los espectáculos
quiebra el principio de
igualdad ante la ley
La participación femenina
actual es proporcional
al número total
de mujeres músicas
Roxana Kreimer
@RoxanaKreimer
@feminisciencia
Proponen en Argentina una ley que establezca un mínimo de 30% de intérpretes femeninas en todos los espectáculos de música en vivo, sin advertir que las contrataciones son proporcionales a la cantidad de hombres y mujeres músicos que hay, tal como es posible apreciar en esta lista de músicos argentinos. El fenómeno no es privativo de Argentina: en todo el mundo hay más músicos varones.
También los pájaros macho cantan más que las hembras. El canto marca territorio. Es un instrumento de cortejo que informa un estatus de fertilidad y que el nido puede estar más protegido. Las hembras a menudo eligen al macho por el canto, y en más del 70% de las especies ellas también entonan melodías, aunque al parecer los machos lo hacen con mayor frecuencia y con un propósito de cortejo bien documentado en la literatura científica. De modo que muy presumiblemente entre los humanos hay más músicos varones que mujeres no por la mera reproducción de estereotipos sino por razones evolutivas que no son un destino, pero que junto con la comparación entre el número total de músicos varones y mujeres, quitan evidencia a la hipótesis de la discriminación, que aparece toda vez que hombres y mujeres no representan 50 y 50% en una actividad, y con el presupuesto de que la mujer debe ser un clon del varón y elegir igual que él.
Entre los humanos hay más instrumentistas varones en todo el mundo, probablemente porque a los hombres, en general, les atraen más los oficios en los que se trabaja con objetos (instrumentos musicales, carpintería, ingeniería), mientras que las mujeres prefieren mayoritariamente oficios en los que se trabaja con personas, algo que documentaron muy bien Su y colegas en su paper "Men and things, women and people: a meta-analysis of sex differences in interests." Los músicos jóvenes suelen gozar de un sex-appeal bien conocido, evidente por ejemplo en los clubs femeninos de fans, que no tienen un correlato tan marcado entre los varones. Nuevamente, eso no significa que las cantantes femeninas no seduzcan sexualmente a su audiencia, sino que al parecer el estatus marcado por los recursos o el talento es un atributo más atractivo para mujeres que para varones, tal como es evidente en diversos estudios, entre ellos el de Wang (2018).
Obviamente tocar en una banda de música es tocar con personas, pero para ser instrumentista hay que estar muchas horas a solas con un objeto, y al parecer eso no es algo que interese tanto a las mujeres como cantar, que en sí misma es una actividad centrada en un ser vivo (uno mismo) y no en un objeto inanimado. Geoffrey Miller hizo un interesante trabajo que pueden encontrar en internet, mostrando que la mayor producción contemporánea de jazz corresponde a hombres jóvenes (en la edad en la que más se corteja), que en términos evolutivos incrementan de este modo sus chances de éxito reproductivo (Miller, 1999).
Si no hay discriminación porque el número de mujeres que participan en espectáculos en vivo es proporcional al número total de músicas, proponer una ley que obligue a contratar un mínimo de 30% de mujeres en los espectáculos de en vivo quiebra el principio constitucional de igualdad ante la ley.
Miller, G. F. (1999). Sexual selection for cultural displays. The evolution of culture, 71-91.)
Moller, A. P. (1991). Why mated songbirds sing so much: mate guarding and male announcement of mate fertility status. The American Naturalist, 138(4), 994-1014.
Su, R., Rounds, J., & Armstrong, P. I. (2009). Men and things, women and people: a meta-analysis of sex differences in interests. Psychological bulletin, 135(6), 859.
Wang, G., Cao, M., Sauciuvenaite, J., Bissland, R., Hacker, M., Hambly, C., ... & Speakman, J. R. (2018). Different impacts of resources on opposite sex ratings of physical attractiveness by males and females. Evolution and Human Behavior, 39(2), 220-225.