¿Epistemología
feminista?
Académicas que trabajan
en Teoría de Género
sostienen que la ciencia
es sexista.
Roxana Kreimer
@RoxanaKreimer
@feminisciencia
¿Es posible constituir una "ciencia feminista"? se pregunta Sandra Harding. El feminismo hegemónico no solo presenta gran cantidad de datos que no resisten el escrutinio, sino que pone en la mira a la ciencia misma. Sandra Harding es una autora de referencia en la propuesta de una "epistemología feminista" (filosofía de la ciencia o teoría del conocimiento feminista) y lo hace con distintos procedimientos. Uno fue destacado por Alan Sokal en su libro "Imposturas intelectuales" y consiste en tomar algunas metáforas que utilizó Francis Bacon en el siglo XVI y darles una lectura literal y no caritativa, interpretando las referencias a la naturaleza como violaciones a mujeres. Harding omite los pasajes donde dichas metáforas no existen, y destaca otros en los que supone que Bacon “trata a la naturaleza como una hembra a la que hay que torturar con inventos mecánicos”, para luego inferir que desde sus orígenes esos procedimientos machistas son constitutivos de la ciencia. El error de Harding es usual en el psicoanálisis y en la literatura de autoayuda no científica y consiste en confundir una mera asociación de ideas con una relación causal.
En su escrito "New directions? Really?", el filósofo Gonzalo Munevar cuestiona las ideas que la epistemóloga Sandra Harding expone en "Whose Science? Whose Knowlekge?" (1991). Allí sostiene que aunque los conceptos de raza y género influyan en el contenido de algunas disciplinas, no se puede automáticamente concluir que las actitudes sobre raza y género las influyan a todas. Por ejemplo, no se vinculan con disciplinas como la astronomía o la física.
Harding argumenta que "la ciencia es un problema social porque la sociedad que la crea es un problema social" (p.36). Pero no hay disciplinas que no conlleven de alguna manera un problema social. Harding no señala cómo la sociedad y las teorías sobre el sexismo y el racismo podrían afectar, por ejemplo, a la física.
Munevar recuerda que la sociedad europea de la primera mitad del siglo XX estuvo signada por el antisemitismo. ¿Deberíamos esperar entonces que la física muestre ese antisemitismo, por ejemplo, en la Teoría de la Relatividad? Los nazis sostuvieron que Einstein hizo "física judía", pero no pudieron explicar porqué.
Harding celebra la convergencia de feminismo e indigenismo, pero en realidad la visión que expone no es indígena sino neo-marxista, inspirada por un hombre blanco y alemán del siglo XIX: Carlos Marx. Para Munevar Harding no confronta a la "ciencia Occidental" con visiones de un africano del siglo XII ni con las de un llanero venezolano de comienzos del XX.
Cierto es que la epistemóloga pone como ejemplo los supuestos conocimientos que los Dogon de Africa Occidental habrían tenido en el siglo XII, cuando habrían identificado la órbita elíptica de la estrella Sirius. Fue el ejemplo que Von Daniken dio como evidencia de la visita de extraterrestres. Pero si esto fuera cierto habrían tenido más conocimientos que en la época de Newton, que vivió varios siglos más tarde, y no hay ninguna evidencia de que haya sido así.
Harding también señala que se excluyó a Rosalin Franklin del Premio Nobel por su descubrimiento conjunto del ADN. Pero el premio se dio en 1962 y ella murió en 1958. El Nobel no se entrega post-mortem. Algunas feministas sostienen que Watson y Crick se apropiaron del descubrimiento de Rosalind y publicaron el paper en la revista Nature. Pero ellos no se limitaron a interpretar la foto de Franklin, y en su libro le rinden homenaje.
Al igual que otras feministas, Harding se vale de la teoría psicoanalítica, y sostiene que las mujeres no quieren dedicarse tanto como los hombres a la ciencia porque no son alentadas por sus padres ni por la sociedad. Pero a este argumento Munevar contrapone por un lado la falta de evidencia de que hoy las niñas sean desalentadas a seguir carreras como matemáticas o física, y por el otro lado el hecho de que los varones que no parecen buenos para la ciencia no son alentados para dedicarse a ella.
Harding escribe: "Contrariamente a las interpretaciones de Darwin y de otros, las mujeres también evolucionaron" (p.39). Munevar se pregunta cómo alguien puede leer "El origen de las especies" y llegar a esa conclusión. Pero Harding hace declaraciones todavía más cuestionables sobre la mecánica cuántica: critica como "constitutivo de la ciencia" la idea de que todo tiene una causa, y destaca que también se han encontrado valores de la Alemania pre-nazi en la Teoría de la Relatividad, cuando esta teoría fue postulada en Suiza durante 1905.
En la Argentina la filósofa Diana Maffía también propone una "Epistemología Feminista" con argumentos tales como que "a la mujer se le ha negado su capacidad para pensar" o se le ha "impedido participar en la ciencia" y en la vida pública. ("Epistemología Feminista", Instituto Interdisciplinario de Estudios de Genero, UBA). Pero esto ya no es así en países como la Argentina: nadie impide a las mujeres pensar ni participar en la ciencia o en la vida pública. El recurso es conocido como "falacia genética" y pretende cuestionar algo exclusivamente en virtud de su origen (génesis), pasando por alto cualquier diferencia con la situación actual. En el mismo escrito Maffía sostiene que "no hay diferencias (de sexo) biológicas sino culturales", un reduccionismo sociológico contrario a toda la evidencia científica disponible y necesaria a la hora de evaluar la relación de las mujeres con la ciencia, que reconoce la conjunción de factores biológicos y sociales (Ver video en Youtube: "Lavado de cerebro. La paradoja de la igualdad" y los artículos académicos citados en "Truth is not sexist", de Steven Pinker, también en Youtube; también el libro " The Science on Women and Science", cuya compiladora es la filósofa Christina Hoff Sommers).
A diferencia del primer feminismo, que apeló a los valores ilustrados de la razón y la ciencia, el contemporáneo y hegemónico, el que está en las instituciones y predomina en los medios de difusión, no solo presenta gran cantidad de datos sin evidencia empírica sino que cuestiona con dudosos argumentos a la ciencia misma como "machista", y en muchos casos desprecia investigaciones y formas objetivas que permitirían hacer mejores diagnósticos de los problemas que lo ocupan y, en consecuencia, encontrar mejores soluciones.