¿Podría hoy proyectarse
el film "La vida de Brian",
una de las comedias más
celebradas de todos los
tiempos, realizada por
el grupo de humoristas
ingleses Los Monty Python?
La corrección política
posiblemente la prohibiría
El humor que
hemos perdido
Roxana Kreimer
@RoxanaKreimer
@feminisciencia
Debo a Félix Ovejero la observación de que hoy sería difícil proyectar "La vida de Brian", el film del grupo de comediantes ingleses los Monty Python, estrenado en 1979 (Ovejero, 2019). La mayoría de sus chistes sonarían políticamente incorrectos. La película fue un éxito, al punto en que logró la cuarta mayor recaudación de cualquier película en el Reino Unido en 1979, y la más alta de cualquier película británica en los Estados Unidos ese mismo año. Diversas revistas especializadas la consideraron por entonces "la mejor película de comedia de todos los tiempos". Sin embargo, Bernard Delfont, el presidente de EMI Films, se había negado a financiarla por "obscena y sacrílega", pronunciando una frase que involuntariamente pasó a la historia por su comicidad: "No permitiré que la gente diga que yo me burlé del jodido Jesucristo". Finalmente el proyecto fue salvado gracias a los dineros que aportó el Beatle George Harrison, para lo que tuvo que crear su propia productora e hipotecar su casa y un estudio de grabación. En Irlanda y Noruega fue prohibida y durante el estreno en Suecia había carteles con la frase: "Esta película es tan divertida que la prohibieron en Noruega".
En su momento la izquierda defendió al film de los ataques conservadores por ser una irónica crítica a la idolatría y al dogmatismo de la mayoría de las religiones, que suelen brindar un conjunto de respuestas supersticiosas a problemas existenciales en torno a los cuales cada individuo debe reflexionar por cuenta propia, antes de aceptarlos por mera costumbre o principio de autoridad. ¿Sería hoy aceptable hacer chistes con un gangoso?, se pregunta Félix Ovejero, y también, qué pasaría si en vez de la figura de Jesús apareciera hoy la del profeta Mahoma? En el estreno habría una multitud armando lío, señala, no meramente por criticar la película, sino porque reclamarían su prohibición. Hace cuarenta años la izquierda progresista exigía que se estrenara una película, hoy grupos reaccionarios de izquierda intentarían impedir su proyección, tal como ha ocurrido, por ejemplo, con films como "Borrando a papá" en Argentina o "Silenciados" en España, dos películas que defienden los derechos de los varones.
Siguiendo la ruta de Félix Ovejero, anoche volví a ver "La vida de Brian" pensando cuáles chistes serían hoy aceptables y cuáles podrían -llegado el caso- ser cuestionados. En una escena, a la madre de Brian -encarnada por un actor, que representa en clave humorística a la vírgen María- le preguntan: "¿Te violaron?" Y ella responde: "Al principio sí". Difícilmente este chiste resultaría aceptable hoy. ¿Está transmitiendo la idea de que resulta aceptable violar mujeres porque a la larga les puede llegar a gustar? Lo dudo, está transgrediendo, porque ese es uno de los juegos del humor. Encuadrar lo cotidiano desde otra perspectiva es una modalidad común al humor y a la filosofía. Sin esta posibilidad, se acaba con la comicidad y con el pensamiento.
En otra escena un hombre quiere golpear a otro y termina pegando una piña a una mujer. ¿Es un llamado a fomentar la violencia de género? En otra escena dejan a un personaje cojo para que pueda pedir limosna. ¿Es una burla contra los tullidos o los indigentes? Un coro de personas crucificadas canta "Mira siempre el lado positivo de la vida". ¿Es una falta de respeto hacia los mártires del Imperio Romano? Hay un juego de palabras con el lenguaje inclusivo, y en relación a una mujer que grita, alguien comenta: "es un ataque egocéntrico de las feministas". ¿Son mensajes sexistas y patriarcales?". "No, es humor, estúpide", cabría responder, parafraseando la célebre frase "Es la economía, estúpido".
El dogma no es solo contrario al pensamiento, también es contrario al humor. Es la razón por la que muchos humoristas ya no hacen presentaciones en universidades norteamericanas, o el motivo por el que en el último capítulo de Seinfeld los personajes terminan en la cárcel castigados por su incorrección política.
¿Debería evaluarse el humor como cualquier otro discurso, o requiere de reglas específicas? ¿Es necesario que sea valorado en el marco de la ética? Para Noel Carroll, los chistes no tienen contenido moral propio. (Carroll, 2014) Aplicar el razonamiento ético al humor sería un error de categoría (algo así como preguntar sobre el olor típico de los triángulos). Discrepo con Carroll, hay "chistes" claramente discriminatorios (uso comillas porque a mí no me causan gracia, pero es de suponer que son cómicos para otros). Por ejemplo:
-¿Cuánto tiempo le lleva a una mujer negra cagar?
- Alrededor de nueve meses.
Sería difícil, por no decir imposible, defender con argumentos que no se trata de un "chiste" racista.
"La vida de Brian" resistió el paso del tiempo, tanto por su calidad humorística como, a mi modo de ver, por su encuadre ético, y se convirtió en un clásico.
La ambigüedad está en el corazón del humor, pero esto no significa que cualquier interpretación sea válida. El humor debe ser analizado, como cualquier otro discurso, con principio de caridad y dentro de un marco ético, pero teniendo en cuenta que es una creación en torno a una idea, no una idea literal. El contexto y el contenido cuentan, ya que muchos chistes no resultan ambiguos y son claramente discriminatorios. Pero un exceso de susceptibilidad puede llevarnos a perder por el camino toda forma de humor valiosa, y con ello, toda forma estimable y libre de pensamiento.
Carroll, N. (2014). Humour: A very short introduction. OUP Oxford.
Kreimer, Roxana , "The Ethics of Humor (Roxana Kreimer in the 1st Int. Conf on Philosophy of Humor)", 14 de enero 2017 . En https://www.youtube.com/watch?v=mGSmtwemzIo&t=259s
Ovejero, Félix. "Presentación: La deriva reaccionaria de la izquierda", 13 jun. 2019, en https://www.youtube.com/watch?v=wu97pcexRxY